En la ciudad de Bruselas nos encontramos con parques realmente importantes e históricos, pero uno de los más relevantes es el Parque de Bruselas o también conocido Parque Real. Cerca de este parque vamos a encontrarnos con el Palacio Real, así como cerca del museo Belveu y del museo de Instrumentos musicales.
En Bruselas los museos son numerosos y uno de los interesantes para conocer una parte de la historia es el Museo Judío de Bélgica, interesante para conocer más sobre los judíos en Bélgica. Está en la rue de Minimes de la capital belga cerca de la iglesia de Notre-Dame, Biblioteca Real de Bélgica y el museo de Bellas Artes, opciones culturales muy interesantes de este destino.
Las zonas naturales suelen gustar mucho entre los turistas a Bruselas y uno de los puntos indispensables para conocer es la Bois de la Cambre, un famoso parque público para disfrute de los ciudadanos y visitantes. Este bosque está en paralelo a la avenida de Groenendael, a unos 10 minutos de la catedral de Bruselas
En la capital de Bélgica los turistas se encuentran con un rico patrimonio arquitectónico. Uno de los iconos de la ciudad es iglesia de Santa Catalina o Église Sainte-Catherine. Está en la plaza de Santa Catalina dentro de la ciudad, donde además nos encontramos con cafeterías y restaurantes y cerca de la Maison de la Bellone.
El número 1 de la famosa Grand Place de Bruselas lo luce una cafetería que tiene por nombre Le Roy d'Espagne. El nombre viene del rey español cuyo busto podéis contemplar en la fachada del edificio, Carlos II, soberano además de Flandes cuando se levantó este edificio a finales del siglo XVII.
Toda obra, por muy pequeña que sea, al final acaba yéndose siempre por encima de lo presupuestado. Es normal, dentro de lo que cabe. Ahora, eso sí, si al final de dicha obra nos cuesta todo alrededor de 10 veces más de lo que estaba previsto, entonces hay que reconocer que se nos ha ido bastante la mano.
El concepto de una librería ha ido evolucionando. De ser simples tiendas donde comprar libros, pasaron a ser lugares en los que leer esos libros, lugares donde ofrecer charlas y pequeños conciertos y en los que incluso tomar un café. En Bruselas hay una librería que ha ido aún más allá, y es que en ella se puede comer.