Toulouse: claves para disfrutar de una ciudad universitaria

Las ciudades universitarias francesas tienen una característica que las convierte en especiales. Y es que tienen más vida en la calle que el resto de poblaciones. París, Rennes o Tours tienen no pocos argumentos para disfrutar de una visita muy enriquecedora, pero si hablamos de la tercera ciudad universitaria del país, tenemos que hablar de Toulouse.

Esto provoca que sea una ciudad muy abierta y que cuente con una gran cantidad de plazas y calles donde poder tomar una cerveza y coger fuerzas para continuar con la visita. Toulouse recibe el nombre de la Ciudad Rosa a causa de que muchas de las fachadas de sus edificios tienen este color.

La ciudad, que crece junto al río Garon, tiene una gran cantidad de palacetes y muchos edificios interesantes, que aportan a sus calles un estilo muy característico. Callejear por el centro urbano es una buena opción en muchos de los viajes que recomendamos y en este caso no es una excepción. Alguno esos edificios con fachada rosa están ubicados en la Plaza del Capitolio.

El Capitolium, un edificio que alberga al ayuntamiento y al Théâtre du Capitole, data del año 1190. Su aspecto actual es más reciente, ya que se restauró en el año 1750, cuando se le dio el aspecto neoclásico que luce en la actualidad. Se puede visitar y ofece al visitante una gran cantidad de salas con frescos y murales de pintores de distintas épocas. En el edificio también se ubica la Oficina de Turismo, así que es visita obligada en Toulouse.

En la misma plaza se encuentra la Galería de los Soportales, donde las pinturas cuentan la historia de la ciudad. Otro edificio a visitar es la Basílica de San Sernín. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad y se sabe que fue fundada en el año 1070 sobre un templo anterior. Es un punto de paso importante en el Camino de Santiago por Francia, así que hay una importante conexión con España.

La Catedral de Toulouse se data del siglo XIII, aunque es posible que antes ya hubiera un templo anterior en el mismo lugar. A lo largo de los siglos se ha ido restaurando y tiene muchos estilos en su construcción. El interior es majestuoso y hay que reservar unos minutos para contemplar el altar mayor, las impresionantes vidrieras, el coro y la tumba de Riquet, constructor del canal del Midi. Este une la ciudad con Séte y es parte del canal que une el Mediterráneo con el Atlántico.

Nos alejamos un poco del patrimonio de la ciudad y vamos a terminar este breve recorrido por la ciudad para ir hasta Aeroscopia, el museo de aeronaútica que se ubica en un hangar de 7 000 metros cuadrados a 10 kilómetros de Toulouse. En este museo hay una gran cantidad de aviones comerciales, avionetas y helicópteros. El mítico Concorde o el Airbus A300B son alguno de los modelos que se pueden conocer desde el interior y descubrir alguno de sus secretos.

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