Descubriendo Vigo en solo una hora

Descubriendo Vigo en solo una hora

Escrito por: Victor Alós    30 abril 2016     2 minutos

Está claro que para sumergirse en una ciudad no basta una hora, ni siquiera una semana. Vivir las calles, conocer los monumentos y disfrutar de todo lo que ofrece es un trabajo arduo y que cuesta años. Pero si se quiere tener una vista superficial, apremiado por el tiempo disponible, hay posibilidades de hacerlo. Desde el ayuntamiento de Vigo se han creado varias rutas urbanas que permiten recorrer los principales puntos de esta ciudad gallega en apenas 60 minutos.

Aunque, claro, siempre podemos tomarnos un poco más de tiempo para disfrutar de este recorrido, deteniéndonos en las terrazas, disfrutando de su gastronomía y navegando un poco más por sus calles. El recorrido propuesto comienza en pleno centro, en la confluencia de las calles Urzáiz y Príncipe, donde se ubica la farola diseñada por Jenaro de la Fuente en 1932, que es uno de los puntos de reunión de los vigueses, por ser uno de los lugares más conocidos de la ciudad.

La calle Príncipe es la calle de compras más valorada de Vigo y donde, además de las tiendas, se encuentra MARCO, el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo. Este edificio cumplió funciones de cárcel y juzgado, pero ahora acoge exposiciones de arte más interesantes de Galicia. Siguiendo por la calle peatonal encontraremos la Porta do Sol, que en tiempos antiguos fue una de las entradas a la ciudad.

En ella se encuentra El Sireno, que representa la unión de los vigueses con el mar. De ahí se llega a la Praza da Princesa, donde se celebraba el mercado de pescado. En esta se celebra la expulsión de las tropas francesas en 1809, siendo Vigo la primera que se libró de la invasión napoleónica.

Siguiendo la ruta propuesta conoceremos la Praza da Constitución, donde estaba el antiguo ayuntamiento. Este edificio es hoy la Casa Galega da Cultura. En el centro de esta plaza se encuentra la primera farola que funcionó en la ciudad con luz eléctrica.

En la Rua dos Cesteiros están los talleres de artesanos y a través de ella se llega hasta la Praza de Almeida, donde está la Casa de Ceta, un edificio del siglo XV que hoy acoge el Instituto Camôes de la lengua portuguesa. En esta misma plaza está la Colegiata de Santa María y después se llega hasta la Praza da Pedra, donde los vigueses se reunían para resolver sus disputas.

Finalmente se llega hasta A Pescaderia, donde se pueden degustar las ostras de la ría, que son abiertas por las ostreras de manera tradicional.

Foto | Inmobiliaria Lares
Vía | Turismo de Vigo


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