Recorrido por el sur de Alemania en primavera
El sur de Alemania en primavera es un escenario de cuento: pueblos floridos, castillos entre verdes colinas, lagos cristalinos y montañas que comienzan a desperezarse del invierno. Esta estación es ideal para visitar la región, ya que el clima es templado, los paisajes se cubren de colores vibrantes y las multitudes del verano aún no han llegado. Desde la romántica Baviera hasta los Alpes bávaros y la Selva Negra, aquí te presentamos algunos de los destinos más recomendables para explorar en el sur de Alemania durante la primavera.
La capital de Baviera es una parada obligatoria. En primavera, Múnich cobra nueva vida: los jardines se llenan de flores, las terrazas de los cafés se animan, y los biergartens (jardines de cerveza) abren sus puertas con un ambiente festivo. El emblemático Jardín Inglés junto con el Castillo de Nymphenburg, son opciones muy recomendables.
Füssen, a los pies de los Alpes bávaros, es el punto de partida para visitar el castillo de Neuschwanstein, la joya arquitectónica que inspiró a Disney. En primavera, los prados verdes y las montañas con restos de nieve hacen que el paisaje parezca sacado de un libro de fantasía. El Puente Marienbrücke ofrece a los turistas unas vistas espectaculares.
El Lago Constanza es compartido por Alemania, Austria y Suiza, y su parte alemana ofrece destinos perfectos para disfrutar de la primavera. Flores, bicicletas, barcos y paisajes idílicos te esperan a lo largo de su orilla. Destinos como Meersburg o Lindau, son opciones a tener muy en cuenta durante la primavera.
La Selva Negra es un destino perfecto para la primavera: sus densos bosques recuperan su intensidad verde, los ríos bajan con fuerza y los pueblos tradicionales celebran la llegada del buen tiempo. Propuestas como Triberg con sus cascadas o Freiburg, merecen mucho la pena para que las tengamos en cuenta. Por esta zona de Alemania se puede disfrutar de senderismo, granjas y otras opciones.
Ratisbona o Regensburg fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO combina historia romana, arquitectura medieval y vida estudiantil. Su ubicación junto al río Danubio la convierte en una joya del sur de Alemania para visitar cuando los días se alargan y florecen las plazas. La Catedral de San Pedro es uno de los iconos de la arquitectura gótica.