La leyenda de El Dorado y el Lago Guatavita

La leyenda de El Dorado y el Lago Guatavita

Escrito por: bgarcia    26 abril 2013     2 minutos

El Lago Guatavita está situado a 3.000 metros de altura en Sesquilé, en el Departamento de Cundinamarca a 63 kilómetros al norte de Bogotá. Desde poco después de la conquista ha sido objeto de deseo de múltiples expediciones de buscadores de tesoros. El motivo es que es el lugar donde se crea la leyenda de El Dorado, la más conocida de Colombia y probablemente de toda América. Con el paso del tiempo y los escasos resultados positivos que obtuvieron los expedicionarios, el mito se tergiversó y la búsqueda de lo que para unos era un botín, para otros una mina de oro y para otros incluso una ciudad construida enteramente de este metal, se extendió por varios países sudamericanos.

El lago Guatavita fue una de las lagunas sagradas de los Muiscas y de él se han recuperado objetos de oro y joyas que así lo evidencian. En 1530 el conquistador español Sebastián de Benalcázar escuchó a un anciano indio relatar los rituales que se realizaban en el lago y la leyenda del rey de Guatavita, lo que desencadenó la frenética búsqueda de El Dorado.

Según cuenta la leyenda el rey se enamoró de una joven a la que hizo su esposa y con la que tuvo una niña muy querida por ambos. La pareja se distanció por las infidelidades del rey hasta que la reina se enamoró de un joven guerrero. El rey herido en su orgullo mando empalar al amante después de sacarle el corazón que cocinó y sirvió a la reina en un banquete. Cuando la mujer se dio cuenta de lo que había en su plato, tomó a su hija y huyó precipitadamente lanzándose ambas al Lago Guatavita. El rey roto de dolor, ante la imposibilidad de recuperar a ninguna de las dos, perdonó a su esposa y le prometió grandes ofrendas para que tuviera una vida feliz en el otro mundo.

El rey se cubría de oro en polvo y se cargaba de esmeraldas y riquezas para sumergirse en la laguna y cumplir así su promesa. Con el tiempo la ceremonia se convirtió en el ritual de coronación de cada nuevo Zipa, rey de Bacatá, actual Bogotá. La laguna estaría por tanto llena de aquellos tesoros allí depositados.

Hoy es zona protegida para evitar que siga deteriorándose por las continuas búsquedas. Se sabe que incluso fue drenada completamente a principios del siglo xx y aunque se han hallado importantes objetos preciosos, no en la cantidad que se suponía que habría. Las últimas investigaciones apuntan a que el verdadero El Dorado estaría en la lagunita de Siecha, donde se habrían celebrado realmente las ceremonias del Zipa, a 35 kilómetros de Guatavita.

Foto | Wikipedia
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