Los forcados, la costumbre taurina de Portugal

Los forcados, la costumbre taurina de Portugal

Escrito por: Xavi    7 mayo 2015     2 minutos

La influencia española sobre Portugal se deja notar en muchas de sus costumbres, como por ejemplo en el arraigo de la tauromaquia. En Portugal también se celebran corridas de toros a la española, como se suele decir, aunque con diferencias ya que en el país luso al toro no se le da muerte sobre el albero.

Si bien de influencia española, los portugueses tienen una costumbre taurina particular: los forcados. Esta variedad de toreo (si se le puede llamar toreo, los entendidos me dirán) es propia del folklore portugués y viene, en parte, por la prohibición que se hizo en el siglo XIX de dar muerte al toro, prohibición que, como ya hemos comentado, se mantiene en la actualidad.

Toda tourada, que así es como llaman los portugueses a las corridas, finaliza con su correspondiente espectáculo de forcados. Después de la lidia a caballo (el rejoneo) y a pie (con muleta), llega el turno de estos forcados, grupos de ocho personas cuya misión es la de inmovilizar al toro con sus propias manos y a pecho descubierto, aguantando la embestida del toro.

Aunque hemos dicho que es una tradición que se instaura en el siglo XIX, este curioso oficio viene de muchos siglos atrás, de cuando las primeras corridas de toros. En éstas, celebradas en plazas públicas y sin los medios de ahora, corría siempre el riesgo de que el toro se escapase y, si se daba el caso, se recurría a un grupo de hombres, conocidos primeramente como monteiros, para que lo detuvieran, maniobra que se conoce como la pega.

Este arriesgado ejercicio de virilidad ha encontrado adeptos fuera de las fronteras portuguesas. Países como México o incluso Estados Unidos ya tienen sus propios grupos de forcados, muchos de ellos formados por inmigrantes o descendientes de portugueses.

Foto | Wikimedia Commons – Espadeiro


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