La Estación de San Bento, una de las puertas de entrada a Oporto

Escrito por: Xavi    11 mayo 2016     2 minutos

Si uno llega a la ciudad de Oporto en tren, lo primero que se encuentra es la Estación de San Bento. Y la verdad que no se puede negar que sea un espléndido recibimiento, pues estamos ante un edificio monumental y característico de lo que es el estilo de la ciudad.

Aunque Oporto contaba con servicio ferroviario desde antes de llegar al siglo XX, la estación se empieza a construir en 1900 y se inaugura en 1916. El nombre viene dado de que así se llamaba el antiguo convento en cuyos terrenos se levanta esta estación, magnífica obra en el debe del Marqués de Silva, un arquitecto natural de Oporto, que aprendió la profesión en París y que regresó a su país para firmar obras en su ciudad natal y en otros lugares como Guimaraes.

Por fuera, la estación parece de todo menos una estación de tren. Es un edificio señorial, de estilo afrancesado, que estila más bien para un palacio o para un edificio gubernamental. Aunque no hay que quedarse en la fachada, sino entrar hacia el interior y descubrir la verdadera joya de esta estación: sus murales de azulejos.

De gran tradición en Portugal, la Estación de San Bento en Oporto cuenta con aproximadamente 20 mil azulejos. En ellos, el artista Jorge Colaço desarrolló parte de la historia de Portugal, en una especie de clase gratuita para todos los que vean y disfruten este inmenso e instructivo mosaico.

Por eso, entre el habitual trasiego de gente que va y viene, en esta estación encontramos siempre muchos turistas. Y ya decimos que merece la pena acercarse, más allá de si vamos o no a coger un tren, para admirar una de las grandes obras de arte de esta ciudad de Oporto.

Foto | Flickr – Alessandro Bonvini


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