La Ópera de Sidney, una obra maestra de la arquitectura

La Ópera de Sidney, una obra maestra de la arquitectura

Escrito por: bgarcia    30 abril 2013     2 minutos

Hay dos monumentos que identifican Australia en todo el mundo, uno es natural, Ayers Rock y el otro obra del hombre, la Ópera de Sidney. Este monumental edificio situado en una península en la entrada del Puerto de Sidney pertenece al Patrimonio de la Humanidad desde el año 2007 con la particularidad de que es el primero que entra en la lista en vida del arquitecto que lo ha diseñado.

El edificio del danés Jørn Utzon, premio Premio Pritzker 2003, está compuesto por tres grupos de bóvedas con forma de valva de molusco, entrelazadas entre sí. Bajo ellas hay 800 habitaciones que tienen cinco teatros, cinco estudios de ensayo, dos salas principales, cuatro restaurantes, seis bares y numerosas tiendas de recuerdos, además de una amplia plataforma de paseos y terrazas.

La historia del edificio desde el concurso de proyectos es singular. Utzon ganó casi con un boceto, no presentó un proyecto completo, aunque no fue algo improvisado, todo lo contrario. Su propuesta se había descartado cuando uno de los jueces que llegó tarde pidió volver a revisar todos los proyectos. Ganó por plantear algo completamente innovador. Sin embargo al no estar desarrollado el proyecto hubo que trabajar mucho para solucionar los problemas de ingeniería que surgieron. Tanto que el coste total del edificio se disparó muy por encima de lo presupuestado. De algo menos de 5 millones y medio de euros al comienzo, se pasó a más de 78 millones de euros.

Aunque dicen que el arquitecto fue declarado persona non grata en el país, la realidad es que fue él quien se marchó. Un cambio de gobierno, antes de finalizar la obra, provocó la salida de Utzon de Australia a la que nunca volvió. Para controlar el gasto le obligaban a pasar todos los avances por un censor antes de que se pudieran llevar a cabo y esto no lo consintió. Dimitió en 1965 y la Opera fue inaugurada oficialmente por Isabel II en 1973.

No te conformes con disfrutar el edificio por fuera, se organizan tours para conocerlo que merecen la pena. Sigue siendo una de las más importantes obras de arquitectura e ingeniería del mundo. Y si tu estancia coincide con Fin de Año, es el mejor lugar para disfrutar de los fuegos artificiales.

Foto | Flickr-Rob Igo Photography
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