Ginebra, diplomática y tranquila

Ginebra, diplomática y tranquila

Escrito por: bgarcia    30 junio 2013     2 minutos

Ginebra es una ciudad dividida en dos por el Lago Leman. A un lado la ciudad suiza tranquila, reservada y residencial habitada por ginebrinos. Al otro la ciudad cosmopolita, la sede de instituciones internacionales tan importantes como Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud o la OIT, entre otras. Sus habitantes se mezclan con un 35 por ciento de población internacional. Entre ambas «Ginebras», en el lago, Le Jet d’eau, el chorro de agua, una de las fuentes más altas del mundo que lanza 500 litros de agua por segundo a 200 kilómetros por hora y a una altura de 140 metros.

Ginebra es sinónimo de civismo y calidad de vida, esto último probablemente muy influido por lo primero. Es la ciudad de los bancos y los relojes y como tales funciona. Gracias a la cesión de los propietarios privados, es una urbe verde, con multitud de parques y jardines. Y, a pesar de ser plenamente urbana es también un gran productor agrícola, concretamente vinícola. Los alrededores ofrecen muchas posibilidades para disfrutar de la naturaleza: la ruta del viñedo; las montañas del Jura en las que se puede esquiar y ver como se produce el queso artesanal y, las excursiones por el lago Leman o el cauce del Ródano son algunas de ellas.

Respecto a la ciudad propiamente dicha, son muchos los atractivos turisticos de que dispone. Solo museos hay 36, 16 de gestión municipal y el resto privada. Una primera visita nos podría llevar por el casco histórico, comenzando en el Jardín Inglés y pasando por la Isla de Rousseau hacia la Grand Rue. Esta es la arteria principal de la zona antigua y lugar de nacimiento del filósofo. Un lugar perfecto para tomar algo en una de sus muchas terrazas y restaurantes.

El paseo nos llevaría al Hotel de Ville, el ayuntamiento de Ginebra del siglo XV y muy cerca la Catedral de Saint Pierre, con un interior muy sobrio al estilo calvinista. De camino a la Place de Bourg de Four, callejeando encontramos una de las pastelerías más antiguas y con mayor prestigio de Ginebra. Las nueve cúpulas de la Iglesia Rusa nos indican que estamos en la Place le Fort, donde también se encuentra el Museo de Instrumentos Antiguos. Podemos terminar la visita en el Petit Palais que es un Museo de Arte Moderno y Contemporáneo que merece la pena visitar.

Ginebra tiene mucho que ofrecer. Iremos desgranando la ciudad poco a poco para que no te pierdas nada en tu visita.

Foto | Flickr-Patrick Nouhailler
Fuente | Ciudades del Mundo