Los romanos, para festejar sus grandes victorias y glorificar a los gobernantes bajo cuyo mandato se conseguían, erigían Arcos del Triunfo. La ciudad de Roma está llena de estas construcciones y ahora vamos a conocer las que han perdurado en buen estado hasta nuestros días, situándoles geográficamente y en el tiempo.
En la Campaña de Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, sólo una cosa se atravesaba en el camino de los Aliados a Roma: Montecassino. Sobre esa montaña rocosa se habían pertrechado los alemanes y los aliados, incapaces de conquistarla a pie ante la desventaja de la altura y para evitar la pérdida de vidas, no tuvieron más remedio que bombardear la colina aunque eso fuera una medida impopular.
La gran mayoría de palacios de época y casas señoriales de Roma hoy día son de propiedad municipal y tienen un uso: albergar un museo, una embajada, una sociedad, etcétera ... De los pocos que quedan en manos particulares, ahora vamos a conocer el más destacado de ellos: el Palacio Doria - Pamphili.
Cuenta la historia cristiana que el apostol San Pablo vivió sus últimos años cautivo en Roma hasta su ejecución. Enterrado en un cementerio a las afueras de la Roma del siglo I, cerca de la vía que llevaba a Ostia, muy pronto se desarrolló el culto en el lugar de su enterramiento.
El cardenal Scipione Caffareli Borghese, que vivió entre el siglo XVI y XVII, fue un ávido coleccionista de obras de arte. Por eso, si tienes la suerte de visitar la Galería que lleva su nombre en Roma, cosa que no es sencilla pues el acceso es bastante restringido, tendrás la oportunidad ver obras únicas e increíbles por su belleza.