Las mejores propuestas para conocer Noruega
Cuando la nieve comienza a derretirse y la luz del sol se extiende por más horas, Noruega se transforma en un escenario mágico. La primavera no solo anuncia el deshielo de los fiordos y la floración de los campos, sino que también convierte a sus pequeños pueblos en destinos idóneos para quienes desean experimentar la Noruega más auténtica y pintoresca. A continuación, te compartimos algunos de los pueblos más encantadores que puedes visitar en primavera.
Ubicado en uno de los fiordos más famosos del país, el Geirangerfjord, este pequeño pueblo es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En primavera, el deshielo alimenta espectaculares cascadas como “El velo de la novia” o “Las siete hermanas”, y los verdes campos contrastan con los picos nevados. Es el momento perfecto para recorrerlo en barco o a pie, respirando el aire puro de las montañas.
Reine es, sin duda, uno de los pueblos más fotogénicos de Noruega. Sus casas rojas, conocidas como rorbuer, se reflejan en las aguas cristalinas del fiordo Reinefjorden. En primavera, las Lofoten despiertan lentamente del invierno, ofreciendo rutas de senderismo con vistas impresionantes, tranquilidad, y cielos que comienzan a alargarse tras la oscuridad del invierno ártico.
Flåm se encuentra rodeado de montañas escarpadas, cascadas y uno de los fiordos más bellos de Noruega: el Aurlandsfjord. La primavera es ideal para realizar el recorrido en tren por el famoso Flåmsbana, una de las rutas ferroviarias más espectaculares del mundo. También se pueden hacer excursiones en bicicleta o kayak, mientras la naturaleza florece a tu alrededor.
Røros, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un antiguo pueblo minero que conserva casas de madera del siglo XVII. En primavera, su colorido centro histórico cobra nueva vida. Aunque es más conocido por su invierno nevado, en esta época se vuelve ideal para explorar sus calles, mercados artesanales y la belleza natural de sus alrededores.
A orillas del majestuoso Sognefjord, Balestrand es conocido por sus antiguas casas de madera, su atmósfera artística y sus paisajes inspiradores. En primavera, el pueblo se llena de color y se convierte en una base perfecta para realizar caminatas, visitar iglesias de madera o simplemente relajarse con vistas al fiordo.
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