A unos treinta kilómetros de Roma encontramos Villa Adriana, construida para el descanso del emperador Adriano en el siglo II. Parece ser que el emperador romano no acababa de sentirse cómodo en el palacio del Monte Palatino por lo que mandó construir una pequeña ciudad para su disfrute personal a las afueras de Tivoli.
Este castillo se construyó en el año 139 bajo las órdenes del emperador Adriano el cual quería que allí se le enterrase a él y a sus familiares. De ahí que también sea conocido como el Mausoleo de Adriano. Aunque poco tiempo después se le añadieron fosos, torres y murallas para convertirlo en fortaleza.
Las Termas de Caracalla pertenecen a la época de la Roma Imperial, se inauguraron durante el mandato de Marco Aurelio Antonino Basiano, también conocido como el Emperador Caracalla. Actualmente, aunque siguen siendo visitadas y siguen impresionando, tan solo queda en pie parte de sus muros desnudos y restos de bonitos mosaicos.
Roma desde siglos atrás, es considerada una de las capitales del mundo más ricas en cuanto a historia, ya que por su territorio se han sucedido grandes hechos históricos de la civilización y ha sido un lugar prolífico en el arte y la cultura. De allí, surgieron grandes pensadores y artistas que revolucionaron el resto del mundo y establecieron ciertos parámetros y modos de hacer arte.
Roma al ser la capital del país italiano posee en sus calles grandes monumentos. En esta ocasión, el lugar en cuestión es el Arco de Constantino que fue fundado en el año 315 a.C a pocos metros del Coliseo de Roma y el Foro Romano, siendo un límite entre ambos. Este monumento fue levantado en homenaje a la victoria del emperador Constantine I “El Grande” contra Maxentius en la batalla del Puente Milvio.
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