Faro: los rincones más especiales de la capital del Algarve portugés

La capital del Algarve portugués es uno de los destinos más populares del sur de Portugal. No es una ciudad muy masificada por el turismo, así que se puede visitar con cierta libertad y sin la esclavitud que marca el elevado número de turistas que se ve en otros lugares. Esta ciudad acoge el aeropuerto del Algarve, así que es el punto de entrada a la región por aire.

Su origen se remonta a épocas de los visigodos y ya fue conquistada por los musulmanes en el año 713 d.C., y en los sucesivos siglos ha ido ganando importancia para la región del Algarve, hasta convertirse en la ciudad que es hoy. Uno de los grandes argumentos turísticos que tiene es poder callejear por su casco histórico, que ofrece muchas cosas para disfrutar al turista. Estos son algunos de esos lugares que no hay que dejar de ver.

El Arco de la Vila

Esta es una de las puertas medievales que permitían el acceso a la ciudad. Hoy es parte de un edificio y se integra perfectamente en el mismo. Una se traspasa, se abre ante el visitante todo el casco histórico de Faro, en el que hay que callejear para conocer sus casas blancas. Hay otras puertas que permitían entrar en la ciudad, como el Arco del Repouso, que permite el acceso desde el Este. Esta está franqueada por dos torres defensivas.

La catedral de Faro

La sede de la diócesis de Faro fue levantada en el siglo XIV y es un edificio distinto al que tenemos en España. Es un edificio sobrio y que cumple con su función sin ser excesivamente lujosa.

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La igreja do Carmo y la Capilla de los Huesos

La igreja do Carmo se construyó en el año 1719, con el oro que se consiguió en la zona de Brasil. En su fachada hay una gran cantidad de detalles ornamentales, aunque mantiene el estilo del resto de edificios de la ciudad. Es uno de los puntos indispensables que hay que visitar en Faro. En ella se encuentra la Capilla de los Huesos. Está está cubierta por los huesos de los monjes de un monasterio cercano.

La Capilla de los Huesos quiere recordar que la vida es breve y es necesario vivirla con plenitud. Los huesos están presentes en la capilla y forman parte de la decoración en sus paredes, altar y otras zonas. El precio de entrada es simbólico, de solo 1 euro y se puede visitar de lunes a viernes.

Callejear por el casco histórico

El casco histórico tiene muchas cosas que ver. El suelo está pavimentado con piedra y en algunos lugares hay dibujos que decoran las calles de la ciudad. Alguna de las calles más transitadas son la rua de San Antonio y la rua Dom Francisco Gomes. Tiendas tradicionales, restaurantes y cafeterías esperan a los visitantes para hacer mucho más agradable su estancia en el Algarve.

Las playas de Faro

Faro cuenta con varias playas. La más popular es la Praia de Faro, a la que se puede acceder en un ferry desde el puerto o en coche, atravesando un puente que separa la ciudad de la playa. Cuanta con muchos servicios como restaurantes y cafeterías, así que se puede disfrutar de un día estupendo en ella. La otra playa conocida está en la Ilha Deserta.

En realidad se llama Ilha Barreta, pero la escasa afluencia de gente le ha valido ese sobrenombre. Se accede en barco desde el puerto, con un precio de 10 euros ida y vuelta. La playa tiene una longitud de siete kilómetros, lo que permite que aunque haya bastante gente, no se note la aglomeración. Solo hay un restaurante en la isla, que es algo más caro que el resto de establecimientos de Portugal, algo que hay que tener en cuenta.

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