Mannheim, inspiración de inventores

Mannheim, inspiración de inventores

Escrito por: slopez    27 febrero 2013     2 minutos

La segunda población de importancia del estado de Baden-Wurtemberg es una ciudad de carácter industrial con una población de unos trescientos veinte mil habitantes. Posee una interesante oferta cultural pero, sin duda, es su industria y los inventos creados en ella las que le han dado un nombre más importante. Hablamos de la ciudad de Mannheim.

Importancia industrial, en especial por su red ferroviaria y su gran puerto fluvial, uno de los mayores de toda Europa. Junto con las localidades de Ludwigshafen del Rin y Frankenthal (ambas del estado de Renania-Palatinado), forma un importante espacio económico llamado el Triángulo Rin-Neckar. Además de todo ello, en Mannheim se encuentra la planta principal de la producción de Mercedes Benz.

Mannheim también destaca por ser tierra de inventos. En 1817, el investigador alemán Karl Drais construyó el primer biciclo. En 1886, el primer automóvil de la Mercedes Benz comenzó a circular. En 1921 apareció el famoso modelo de tractor Lanz Bulldog. Y en el año 1929, el primer cohete del mundo fue diseñado por el inventor nacido en la misma ciudad, Julius Hatry.

A este desfile de inventos e industria, hay que añadir la oferta cultural que, como decíamos anteriormente, también es bastante interesante. El Teatro Nacional, con importantes representaciones de ópera, danza y teatro y conciertos de música pop o clásica, junto a otro tipo de eventos culturales.

El despliegue de museos también llama la atención de los visitantes. Museos como los Reiss-Engelhorn (con cuatro edificios para exposiciones desde arqueología, historia del arte hasta fotografía), el Museo Regional para la Técnica y el trabajo o Technoseum (con una interesante representación de la industrialización desde 1750 hasta los tiempos actuales) o la Sala de Arte, que incluye obras pictóricas, entre otros, del impresionismo alemán y francés.

Dos edificaciones que tenemos que reflejar son la Torre del Agua, símbolo del pueblo que data de finales del siglo XIX. Gran edificio, cuyo espectáculo de agua iluminada es digno de apreciar. Como el Castillo de Mannheim, de estilo barroco y construido en 1720. De dimensiones enormes (el segundo palacio barroco más grande de Europa) y con más de 500 habitaciones decoradas con pinturas, tapices y estatuas, incluye también un museo que refleja su historia.

Y para dar vidilla a nuestro paladar, que mejor que visitar un restaurante perteneciente a un cocinero español. El Restaurante Amador pertenece al cocinero Juan Amador, instalado inicialmente en la localidad de Lange, y en él podemos saborear carabineros con textura de coliflor, crema de cacao y avellanas junto con limones o cigalas con una mezcla de ingredientes dulces y ácidos en un ambiente moderno y altamente futurista.

Vía | germanytravel
Foto | flickr-drmacro


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