Recorrido para conocer Alemania en verano

Alemania es uno de los destinos más completos de Europa para disfrutar en verano. Aunque muchos la asocian con mercados navideños o castillos de cuento, lo cierto es que el país se transforma en los meses cálidos, ofreciendo ciudades vibrantes, festivales al aire libre, lagos ideales para nadar y rutas entre viñedos y montañas.

Comienza el viaje en Múnich, la capital de Baviera. En verano, los jardines de cerveza (Biergärten) se llenan de vida, el Englischer Garten invita a hacer picnic junto al río, y las calles del centro histórico están llenas de músicos, mercados y festivales. No te pierdas un paseo en bicicleta, una visita al Palacio de Nymphenburg y un chapuzón en el río Isar.

Desde Múnich puedes dirigirte al Bodensee (Lago de Constanza), en la frontera con Suiza y Austria. En verano, sus aguas azules se vuelven perfectas para nadar, navegar o simplemente relajarse. Puedes recorrer en bicicleta la ribera, visitar el jardín floral de la isla de Mainau o disfrutar de una cena junto al lago en Lindau, una de las ciudades más bonitas de la región.

Desde el lago, dirígete a la famosa Selva Negra (Schwarzwald). Esta región es ideal para el verano por sus bosques, lagos de montaña, casas tradicionales y pueblos de cuento. Lugares como Freiburg, Triberg (con sus cascadas) o Titisee son perfectos para relajarse, caminar o probar la cocina local. Degustar una auténtica tarta de la Selva Negra en una terraza con vistas a las colinas.

Continúa el recorrido por la Ruta Romántica (Romantische Straße), que va desde Füssen hasta Würzburg. Este trayecto es ideal para quienes aman los paisajes rurales, los pueblos medievales y los castillos de fantasía como Neuschwanstein. Pueblos como Rothenburg ob der Tauber, Dinkelsbühl o Nördlingen parecen salidos de una película.

Desde Würzburg, puedes tomar rumbo al oeste hacia el valle del Rin, entre las ciudades de Mainz y Koblenz. Este tramo es Patrimonio de la Humanidad por sus paisajes con castillos, viñedos en terrazas y pueblos con fachadas de madera. Una excelente opción es hacer un recorrido en barco por el río y bajarte en pueblos como Bacharach, Rüdesheim o St. Goar.

Termina el viaje en la vibrante Berlín, donde el verano transforma la ciudad en un espacio lleno de cultura urbana, mercados flotantes, cine al aire libre y fiestas en los parques. La capital alemana tiene una oferta infinita de museos y monumentos, pero también espacios verdes como el Tempelhofer Feld (antiguo aeropuerto convertido en parque) y playas urbanas junto al río Spree.

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