
Venecia no sólo es canales, puentes y plazas. Venecia no son sólo palacios y edificios emblemáticos, carnaval y romanticismo. Venecia también es cultura, Venecia es arte.
Si por algo es conocida Venecia a parte de por sus canales, es sin duda por su especial Carnaval. El Carnaval veneciano tiene sus orígenes en el siglo XVII y en esa época parece haberse estancado, pues todavía mantiene su esencia. En un principio los primeros carnavales se convirtieron en el medio perfecto para que todos los ciudadanos se convirtiesen en iguales independientemente de su clase social. Escondidos bajo sus máscaras, los pobres disfrutaban de libertad y los más poderosos podían evadirse tranquilamente de sus responsabilidades.
Venecia, la ciudad de las máscaras que se dibuja gracias al agua que discurre por sus canales, tiene que tener por obligación multitud de puentes. El más popular es el Puente de Rialto, uno de los cuatro que cruzan el Gran Canal. Quien visite Venecia tiene que pasar por este puente en cuyos laterales se asientan locales comerciales.
Si vas a dedicar varios días a visitar Venecia y tienes suficiente tiempo, puedes incluir como lugares de interés un palacio del siglo XVII, el Palacio Ca'Rezzonico. Está situado en la orilla del Gran Canal, en el barrio del Dorsoduro. Puedes llegar hasta el con el "vaporetto" ya que tiene parada propia. Se trata de un palacio del siglo XVII que fue construido por el arquitecto Baldassare Longhena y más tarde pasó a ser propiedad de la familia Rezzonico.
Venecia, la ciudad de las góndolas y los carnavales, pero también de mucho más. Una visita a la Plaza de San Marcos es inevitable y allí nos encontramos con dos edificios emblemáticos para los habitantes de esta bella ciudad: la Basílica de San Marcos y el Palacio Ducal. Hoy vamos a centrarnos en este último.
Hacer turismo normalmente está unido a hacer "turistadas", es decir, visitar los lugares más emblemáticos ya sea por su historia, su importancia o simplemente porque se supone que es lo típico que tienen que hacer los turistas. Pero eso no tiene porqué ser malo, es normal dejarse llevar por las rutas más típicas y tradicionales del país visitado. Si hace unos días os hablaba de otra "turistada", la visita a la casa de Julieta, hoy quiero proponeros otra: tomar un café o aperitivo en el Caffé Florian.